domingo, 29 de julio de 2012

Lanzarote

Este viaje surge sin tenerlo previsto, pero en un momento muy apropiado, y en una buena época, no  hace todavía mucho calor. Tengo amigas muy glamorosas que se van de viaje a Nueva York, pero yo, de momento, me he de conformar con lo más lejos que voy a poder volar; a la isla de Lanzarote.



Vuelo
Desde la península, concretamente desde Sevilla, por cercanía a mi población, cogimos un vuelo con destino a Arrecife, la capital de Lanzarote, desde aquí los vuelos operan lunes y viernes con la compañía “Ryanair”. Únicamente, hay que tener muy en cuenta su advertencia: “solo 1 artículo de equipaje de cabina 55x40x20, max. 10 kg” lo llevan a rajatabla,  es lo que tiene viajar con una línea “low cost”, por lo demás todo perfecto, llegamos en tiempo.
Alquiler de Coche
Teníamos reservado un coche de alquiler con la compañía Cabrera Medina, que funcionó de maravilla, junto con las llaves del coche nos entregaron un mapa de la isla y una audio guía de Lanzarote, con el cual nos manejamos perfectamente todos los días de nuestra estancia, aunque yo, ya iba bien asesorada por una compañera que ha realizado  varias escapadas a la isla.

Hotel
El hotel que reservamos, el Hesperia Lanzarote, muy bien, un hotel de 5*, con piscinas, pistas de padel,  magnifico su spa y tratamientos,  y un estupendo buffe. Me encantó por su tranquilidad, perfecto para relajarse y desconectar alejado de centros turísticos, pero a la vez bien ubicado para realizar excursiones a cualquier parte de la isla, también está conectado, por un paseo marítimo que sale de la parte de atrás del hotel, a Puerto Calero y se puede ir andando. La única pega que se le podría sacar al hotel es que no tiene playa para bañarse, sólo se puede acceder a la playa por un pantalán flotante, pero un coche te da libertad de movimiento y se puede hacer todas las rutas que se quieran para conocer la isla, justo lo que queríamos.





Ruta de Playas
Nuestro primer día lo dedicamos a hacer ruta por las playas, buscando las más bonitas y justo al sur, se encuentra la zona turística de Playa Blanca,  desde donde sobresalen las maravillosas playas de Papagayo y ahí estuvimos después de dar unas cuantas vueltas, ya que tenes que ir por un camino de tierra que no te esperas, pasar una especie de barrera previo pago de 3€ y, al final de todo te la encuentras. Hay varias indicaciones para ir a una u otra playa, nosotros nos decidimos por la que le da el nombre “Papagayo”. Es una playa muy bonita, no es una playa propiamente como nosotros la conocemos, más bien es una cala, el acceso es un poco dificultoso, sobre todo si se va con niños. Hay un chiringuito y pudimos disfrutar de unas maravillosas “papas arrugas” con dos tipos de mojo; uno verde que  la salsa llevaba aguacate y el otro rojo que no sé que contenía, pero ambos estaban estupendos.






Playa Blanca, una zona turística, con un paseo marítimo que recorre su costa, llena de restaurantes y  tiendas y aquí aprovechamos,  ya que, por mala o, buena suerte, se nos estropeo la cámara de fotos y tuvimos que comprar una, que mejor sitio para comprar¡¡ por cierto una cámara fantástica, que con un simple toque de pantalla dispara la foto. Nos llamó la atención el hotel Princesa Yaiza, nos pareció muy bonito.  Aquí se encuentra Playa Dorada, esta sería ideal  para ir con niños, es más bajita y más accesible, está más concurrida y cerca de la zona de hoteles, una zona más comercial, pero también muy bonita.


Ruta volcánica
Desde el Hotel, dirección Yaiza, hicimos una rápida parada para ver Las Salinas de Janubio: campos de sal. Los Hervideros: Pasadizos que se formaron por el paso de la lava hacía el mar, el agua golpea las rocas con tanta intensidad que sube hacía arriba por los agujeros, dando la sensación como si estuviese hirviendo. Y el Golfo, que es un cráter en la arena de la playa,  cuya boca lo tapa una laguna de color verde debido a un alga del lugar. Se puede apreciar las distintas tonalidades: el verde del agua de la laguna, el color rojo de la ladera del volcán y una playa de piedrecillas negras, negras como el carbón. Es espectacular las formaciones que  han tenido lugar  y los contrastes de colores.
Aquí compramos un bonito souvenir, una famosa piedra del lugar llamada “olivina a una simpática y auténtica guanche, cosa muy destacable, me encantó el trato tan amable que tiene la gente. Cerca está el pueblecito, donde tomamos un rico refrigerio frente al mar y, como no, no  pudimos resistirnos a las papas arrugas.







Ruta Parque Nacional de Timanfaya
Tengo que decir que, el paisaje que se aprecia ya desde la misma carretera, mucho antes de llegar al parque, parece lunático, no es que esté loco, no, si no que es como  estar en la luna, en Marte, esas imágenes que se ven en la tele de un paisaje lunar, pues este sería, es un paisaje totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, muy peculiar, todo el camino de piedras negras, muy porosas.

Ya cuando se accede al parque, hay un autobús que hace un tour por los distintos volcanes, narrando las últimas actividades sísmicas que han tenido lugar. También, te muestran unos agujeros en el suelo, en los cuales al echarles agua se ve que esta sube  a 10 mts, debido a la temperatura tan alta que tiene la tierra  bajo nuestros pies.

También está el echadero de los camellos, donde se puede dar un paseito en dromedario. Nosotros no montamos, pero a los que estaban allí con niños, les encantaba.

El centro del visitante es lo primero que hay que ver, la entrada es gratuita y te da una visión muy completa de lo que sería el Parque. Aquí nos enteramos de que la erupción del Timanfaya tuvo lugar el día 1 de septiembre de 1730, entre las nueve y las diez de la noche, - “la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de Yaiza y una enorme montaña se levantó del seno de la tierra, - según el testimonio del párroco Lorenzo Curbelo”. Nueve pueblos quedaron enterrados y la lava se extendió durante 6 años; llenando todas las vegas cercanas de cenizas. Seis años? Podéis imaginar lo que tuvo que ser eso? Realmente cuando vas, ya sabiendo esto, el paisaje te impresiona.



Ruta de los vinos
No me esperaba yo que Lanzarote tuviese  bodegas, donde pude apreciar la original forma que tienen de cultivar la vid. Me pareció única, miles de arcos de piedra que actúan como cortavientos, protegiendo a la vid que está enterrada en un hoyo de arena volcánica. Paramos en dos Bodegas, una de ella, la Bodega El Grifo, es también museo del vino y la bodega más antigua de Canarias, donde pudimos degustar  los afamados vinos de la variedad malvasía.





Ruta de César Manrique:
Está claro que este hombre ha dejado  su influencia en Lanzarote y me ha maravillado como ha aprovechado la naturaleza de la isla aplicando los elementos de ella para sacarle el máximo partido respetando el entorno. Ejemplo de ello: Su  casa, hoy museo, como la ha integrado, excavando en la misma lava, creando distintos niveles, jugando con  la naturaleza. El mural de la entrada, que fue realizado por él, me recuerda a las cerámicas de Miró.




Los juguetes del viento: Estructuras de hierro, en forma de  círculos o de pirámides, algunos en llamativos colores,  que el viento mueve, haciendo movimientos complicados,  que quiere simular los molinos que antiguamente había en la isla.



Los Jameos del Agua, atracción diseñada por Manrique que se encuentran situados en un túnel volcánico, producidos por la erupción de un volcán. Cuando se accede, bajando unas escaleras, primero te lleva a una especie de cueva, en parte de ella entra luz, y la otra, donde está el bar, es como si estuviese excavado en la  enorme roca, en el bar se puede tomar la cervecita bien fresquita y se puede comer, de ahí se pasa por una pasarela cubierta y se ve el agua abajo, ahí ya estaba la típica gente echando las moneditas como si de una fuente del deseo se tratase, después unas escaleras  llevan a un bonito jardín y una gran piscina, pero no  para bañarse.





El Mirador del Río,  un balcón sobre el acantilado de Famara, desde donde se puede contemplar la isla de La Graciosa y unos islotes. Un mirador perfecto para tomar una taza de té.



Ruta por la capital
Hacía un bonito día y me gustó cuando llegamos; Arrecife da al mar y, estaba precioso,  había unos pescadores que acababan de llegar con su pescadito todo fresquito, los turistas se acercaban para verlos faenar, unas minúsculas barquitas se balanceaban en el agua de la marina.





Caminando por el paseo llegamos al Castillo de San Gabriel y justo enfrente está la calle más céntrica de la ciudad, la Calle Real, ahí nos metimos en una tienda museo de vino, para comprar algunos regalos, nos enseñaron la casa, pues era una casa antigua tradicional de la isla, ya puestos y dado que también tenían bar, no pudimos resistirnos a unos aperitivos, allí son famosas las lapas a la plancha.

Volviendo al paseo, seguimos caminando y nos encontramos con un puente, por lo visto según nos contó un ciudadano, es el famoso Puente de Las bolas, que protegía a la ciudad de piratas y corsarios. La gente encantadora, puedes preguntar lo que quieras que gustosa te lo explican, además, con tiempo, se entretienen contigo y te dan toda clase de explicaciones sin prisa.  Siguiendo el paseo, se llega al charco de San Ginés, una laguna de agua que proviene del mar, es un entorno muy bonito, donde vivian los pescadores, es el casco antiguo de la ciudad y un sitio estupendo para aprovechar, tapear y coger fuerzas. Seguimos caminando, pues me había comentado una señora extranjera que al final estaba el Castillo de San José,  una fortaleza, hoy día Museo Contemporáneo de arte moderno.


Ruta por los puertos:

Puerto Calero: es un Puerto pequeñito, pero tiene unos restaurantes que se come muy bien.
Perfecto para ir alguna noche a cenar cuando se ha tenido una agotadora jornada y no apetece coger otra vez el coche, pues está muy cerca del Hotel. Me encantó “Casablanca chill out Bar”, tomamos unas entradas de distintas clases de croquetas y unos platos de pasta estilo oriental buenísimo, el postre una tarta de cerezas y como no, unos maravillosos cócteles. La chica que nos atendió era encantadora, muy atenta. El ambiente super relajado y la música que bien. Oh, como disfrutamos¡¡


Puerto del Carmen: Dado que fuimos un día por la tarde-noche, íbamos buscando para cenar y luego tomar algo, no puedo opinar de su playa, no nos bañamos, pero sí se veía una playa larga, ancha de arena dorada, con buena pinta. Lo que sí se puede encontrar, sin ningún problema, es un buen lugar para cenar. Madre mía que ambientazo¡¡ es difícil elegir el sitio, dada la oferta tan grande que hay, cuesta trabajo optar por uno ya que todos te ofrecen sus platos, sus ofertas en copas, con tanta pasión que no sabes cual será mejor. Después de varias vueltas y deliberaciones, nos decantamos por un indio y, que acierto, imagino que al haber tanta oferta y según nos contaban, poca demanda, tendrán que esmerarse, aunque creo que en Lanzarote se come muy bien, en cualquier sitio, o por lo menos nosotros fuimos afortunados y acertamos de pleno con los sitios donde entramos. El restaurante se llama “Indian Aroma”, efectivamente hace honor al nombre, todo lo que pedimos desprendía un olor estupendo, además me gustó que se pueda elegir el grado de picante deseado, desde el 1 al 10,  tanto la comida como el servicio muy bueno.  Luego, un montón de pubs  donde tomar la copita-cóctel. Preciosa la noche.




Conclusión, Lanzarote es, sin lugar a dudas, un lugar que hay que visitar, un lugar para descubir, por sus paisajes, su gastronomía, su gente, es increíble como algunas veces tenemos sitios tan nuestros, tan cercanos  y lo desconocemos. Por supuesto hay más excursiones, rutas y sitios que visitar, en esta ocasión no  tuvimos tiempo a más, entre otras, se nos quedó pendiente  la excursión a Fuerteventura que perfectamente se puede hacer la travesía en barco desde Playa Blanca, llevándose el coche y llegar a Corralejo al norte de Fuerteventura. En otra ocasión será, esperamos no tardar mucho.

Espero que os haya gustado  y si no lo conocéis, os animéis a realizar vuestros propios descubrimientos.

 Feliz Ruta¡¡


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