Ahora que tenemos en puerta, tantos puentes, el del Pilar, el de Todos los Santos, el de la Inmaculada/Constitución, es momento ideal para hacer una escapadita.
No tiene por qué ser un sitio lejano, que te pueda generar más estrés que el que te puedas quitar. Puede ser a un pueblecito cercano, donde poder desconectar, romper con la rutina, disfrutar de los paisajes otoñales, donde los árboles cambian de color, y proporcionan los frutos típicos de esta época, nueces, castañas; disfrutar de esas mañanas tan inconfundibles fresquitas y brumosas; disfrutar de una buena “rebana” de pan de pueblo con manteca “colorá”; disfrutar de la familia, la naturaleza, en definitiva disfrutar sintiendo que te recargas de energía positiva.
Uno de estos sitios fue la Sierra de Aracena y los picos de Aroche, en la Serranía de Huelva, lugar cercano, pero que no conocíamos. Alojamiento en un Hotelito pequeñito, pero en el mismo pueblo de Aracena , pasamos unos días estupendos visitando la zona, recorriendo sus paisajes naturales, donde podíamos ver como montones de cerditos se alimentaban de bellotas, las que proporcionan a su carne ese estupendo e inconfundible sabor que lo hace tan característico y rico, como es el jamón de bellota. Visitamos la Gruta de las Maravillas, el castillo, las calles y nos deleitamos con platos tan típicos de la zona, como puede ser el revuelto de setas y jamón, costillitas al romero, plumilla a la brasa. También visitamos otros pueblos pintorescos, como Linares de la Sierra, o Jabugo y ya de paso aprovechamos para traernos el jamoncito y otros embutidos para las fiestas que se avecinaban. No hace falta ir muy lejos para pasarlo bien, sólo hace falta ilusión.
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